Cuba os sabe de memoria (la historia NO os absolverá)

Parafraseando al gran Nicolás Guillén en su poema al Comandante Guevara: Cuba os sabe de memoria. Me es difícil opinar objetivamente porque no me considero del todo extranjero en aquella tierra. Uno se ceba hablando de sus afectos y Cuba me duele, porque es más que amistad o simpatía: es sangre, familia. Por eso seré subjetivo, espero que me perdonéis.

Es muy complejo describir la historia reciente de Cuba desde el año 1955. Siempre dije que sería injusto hacer ese resumen en una frase en la que la foto actual pesara tanto en nuestro juicio. Lo voy a hacer: en el 55 una revolución acaba con un dictador para que el líder de ese movimiento hoy día ocupe su lugar ejerciendo otra dictadura. Parece simple, te quito y me pongo yo. El problema, lo injusto, es lo que sucede entre esos dos momentos tan diferentes. Lo triste son los conceptos que se corrompen, son las personas, los que sufren. Los de siempre. Los héroes abandonados, traicionados por sus dirigentes y por ser fieles a sus ideas.

Cuando un pueblo enérgico y viril llora…Fidel Castro

El problema es que el pueblo que derrota a Batista hace siete décadas es un pueblo soñador. Se alfabetiza a una sociedad, se consigue una sanidad pública del primer mundo. Se crea progreso como no lo había siquiera aquí en ese momento. Las flores de la revolución son hermosas, pero efímeras. La gente parecía feliz. Los hombres bebían ron compartiendo botellas y fumaban largos cigarros que dejaban un rastro de humo azulado. Olía a mar, a humedad, a sol. El sonido de los pasos tenía ritmo de son. En aquella época si tenías un problema, cualquier persona que pasaba por la calle arrimaba el hombro para ayudarte como si le fuera la vida en ello. En aquellos tiempos el destino de una nación parecía regido por el corazón de las personas. Los hombres eran invencibles. Vivían el presente y tenían la certeza de que estaban cambiando el mundo.

En aquella época palabras como “propiedad” o “delito” tenían un significado diferente al que estamos habituados. Propiedad significaba presente, era uso, era necesidad responsable. Delito era no compartir un trago de ron con un compañero o no poner un plato más de arroz con frijoles a la mesa cuando se presentaba alguien en casa. Esos hombres abrían su corazón a cualquier desconocido porque no tenían miedo de opinar. De rebatir, hasta de abroncar a los policías con sólidos argumentos, como ahora. De mirar a los ojos y hablar alto incluso a los poderosos. Incluso a los Dioses. En aquella vida no era raro encontrar un revólver debajo de tu almohada, o un machete al lado de la palanca de cambios del coche. Aquellos seres eran simples como niños, puros en sus defectos y virtudes. Preferían los fusiles a las medicinas, las rosas a los fusiles, y los sueños a las rosas. Aquellos hombres se llamaban “asere” entre sí y mataban a los delatores y a los cobardes.

Acto de repudio a una activista por parte de la policía cubana

Pero ese tiempo ya no existe. Se perdió, y no fue culpa de las personas, que siguieron al pie del cañón, creyendo en los dirigentes. Esos que asumen el comunismo en 1965 (en contra de la opinión del Che) y comienzan a hacer experimentos económicos en la isla para la Unión Soviética. La economía revienta, cae el telón de acero y Cuba es abandonada a su suerte.

Habana vieja. Actualidad.

Comienza una travesía hacia la miseria en la que las personas ahora van a caminar al trabajo hasta que se desgastan las suelas de los zapatos, porque es lo que les dicen. Cada vez hay menos comida en el racionamiento. Aguantan un hipotético bloqueo de productos que se pueden comprar en dólares en el mercado negro, para los que curiosamente ya no hay bloqueo. Si pensasen mal sospecharían de que alguien se está enriqueciendo a su costa, pero eso es imposible entre compañeros.  

Los CDR colocan a un chivato en cada esquina. Fidel se entera de un nuevo chiste sobre él una hora después de que se invente. Desaparece la carne y surge el picadillo fosforado, las croquetas de ave(rigua), la masa cannica. Simultáneamente los dirigentes empiezan a engordar.

Todos cobran casi lo mismo, el problema es que esa cantidad es metafórica. Los neurocirujanos van al trabajo con las manos manchadas de la grasa de la cadena de la bicicleta china, porque los carros son para los altos cargos del partido. Todo el mundo quiere trabajar en el turismo porque las propinas son en dólares. La gente tiene que resolver. Doble mercado y doble moral. Madres intentan convencer a sus hijas de meterse a jineteras en vez de ir a la universidad. En los baños de las residencias universitarias los alumnos se limpian con libros caros gratuitos porque no hay papel higiénico. Catedráticos son felices porque sus hijas tocan el bongo en vez de estudiar. Todo esto no me lo han contado. Ya se sabe que el sistema está podrido. Las barrigas de los dirigentes engordan escandalosamente, queridos amiguitos, papaítos y abuelitos.

Habana vieja en la actualidad

La gente sigue sufriendo y aguantando la lenta agonía. Los versos de Martí han cambiado: “Viví en la bestia, y cómo se extraña…” Dos décadas llevo sin viajar allá, pero imaginaros el fin de esta historia hasta la foto actual. Hijos de dictadores con yates o aviones particulares. Qué tristeza, la mejor gente con los peores dirigentes. Que la burguesía roja, como se dice allá, es la peor, porque no debería existir por su contrasentido. Porque es un oxímoron que acaba convirtiéndose en un pleonasmo.

Me avergüenza la falta de atención que os estamos dando, la tibieza de nuestros dirigentes y medios. En otro tiempo hubiéramos organizado unas brigadas internacionales, pero ahora solo somos un puñado que cobardes mirando al suelo y esperando que la ola no nos llegue a nosotros. Los cubanos lo hicisteis y lo volveríais a hacer. Pero confío en vosotros, hermanos, porque sabemos que cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla. Tenéis tanta hambre que os habéis comido vuestro temor. Y de vosotros aprendí que solo es libre el hombre que ya no tiene miedo.

Publicado por docgracia

Investigador, ciclista y escritor...

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