Los constructores de utopías

Retorno a la escritura para volver a nuestra cita como lo hace el curso del Guadiana, ese rio manchego que aparece y desaparece misteriosamente. En mi caso mis muchos recovecos son causa de docencia e investigación, trabajos para la Agencia Europea y mi segunda vida como superhéroe invisible que empuja una silla de ruedas. Pero eso es otra historia.

Haciendo planes

La de hoy merece la pena. Huele a sol, a playa. A mar, a algas. A sal y a futuro. Sobre todo, a futuro. Porque he tenido la suerte de conocer a unos locos apasionados por lo que hacen, como yo. Forman una familia, el Instituto Tecnológico de Canarias, en un paraje azotado por fuerte viento de surfistas. En Pozo Izquierdo, Las Palmas.

Decía mi amigo cubano Amaury (su isla tan parecida a esta en construcciones, gracia en el acento y entusiasmo al hablar), que los pueblos se deben regir simplemente por el corazón de los hombres. Y este grupo de investigadores, liderados por Gabriel, Eduardo y Raúl, parecen perseguir esa quimera sin descanso.

Eduardo y Abenchara

Presentan un proyecto dentro de una línea de biotecnología que pretende aprovechar las microalgas para obtener productos de alto valor añadido. Ahí es donde entro yo con los fluidos supercríticos. Pero este proyecto es solo un grano de arena más de su sueño. Persiguen construir un centro integral para ofrecer toda la gama de servicios a empresas, de forma que sea posible una cadena en la que el residuo de una pueda ser empleado por la siguiente como materia prima. Cerrando un círculo ecológico, respetuoso con el medioambiente. Tienen como ejemplo uno de Hawái, que tiene dársenas para traer y distribuir productos, energía, agua, técnicas y máquinas para transformar los peculiares recursos de esta austera tierra. Os imagináis que tirar un gaseoducto de 4 km desde una térmica cercana no es fácil ni barato, empezando por permisos administrativos. Pero estos jodidos lo van a conseguir. 4 fases. Gabriel nos comenta la estrategia de partir en trozos los proyectos para pedir poco a poco los fondos, como la gota a gota que al final horada la roca. El proyecto gigante de una vida, ese que la justifica en lo profesional.

Colorantes naturales para alimentos

Eduardo habla sobre el proyecto como responsable de Biotecnología y te das cuenta de que es un visionario. Habla de nulo impacto ambiental, tal y como vivían los guanches, de cerrar el círculo. De vivir de los recursos sosteniblemente. Habla con una fe ciega en su proyecto, con la determinación en los ojos de un loco o de un soñador, de un enamorado. Y te arrastra hacia un mundo utópico.

La mirada

Te das cuenta de la veneración que desata entre propios y ajenos, transformado en un chamán, que habla de una misión más que de un trabajo. Algo religioso. Como cuando acaba diciendo: Si no hacemos esto, ¿Qué le vamos a dejar a nuestros nietos?

El legado

Raúl derrocha entusiasmo a ritmo de son con ese deje tan peculiar. Abenchara, como quien no quiere la cosa, hace posiblemente la presentación con mejor estilo que he visto en mi vida. Begoña habla apasionada en su gran viaje desde el lejano Bilbao. Todos los chicos acometen cada tarea con una determinación y una felicidad desbordante y contagiosa. Parecen felices, pero es que son felices en realidad, algo que en la ciencia y en la transferencia es muy difícil de encontrar hoy, os lo aseguro. Y ese fuego contagia e inflama a administraciones locales, Cabildo, a todos para querer ser parte de esta historia.

Ponentes de las jornadas

Os decía que esto es solo una parte. El resto de los proyectos (ya realidades), son algas de uso alimentario adaptadas al 100% a ese ambiente, biopolímeros que se facturan a todas partes del mundo. Prótesis de titanio generadas por impresión 3D a partir de los datos a medida de tu escáner. En dos semanas, mejor que un sastre. Y tantas y tantas cosas que se pueden soñar… Recuerdo vuestras caras, vuestros ojos con todo un mar dentro repleto de recursos y de sueños.

Como dije en la jornada, me encanta la frase colofón del pabellón de la navegación que leí en la expo-93: “Constructores de inútiles utopías, gracias por mover el mundo…” Porque el primero que soñó en navegar, en volar o en llegar a la luna fue considerado un loco, pero pese a ello siguió luchando por aquella quimera. Hoy vosotros recogéis el guante del siguiente desafío, el de una tierra sostenible. Y todo tiene pinta de que lo vais a conseguir. Gracias, amigos. Os necesitamos.       

Construyendo la utopía

Publicado por docgracia

Investigador, ciclista y escritor...

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